“Hay placer en los bosques sin caminos,
Hay éxtasis en las orillas solitarias,
Hay compañía donde nadie pisa,
Cerca del profundo mar y de su rugido musical;
No amo menos al hombre, sino más a la Naturaleza”.

Lord Byron


domingo, 23 de enero de 2011

Lost in time.

Aún no ha salido el sol, y el viento dibuja girones de nube blanca en las calles de Praga. El eco de las campanas susurra antigüas canciones entre los muros de la Plaza Vieja.
Unos pasos quiebran la muda melodía y avanzan solitarios entre las luces del amanecer. Los ojos temblorosos se alzan hacia la catedral, construída de pura poesía. No le era difícil imaginar entre aquellos versos, a una princesa medieval, asomada a las ventanas. Alli, respirando la nostalgia que impregnaba cada ladrillo de aquella ciudad maldita, esperando algo que nunca llegaría, mirando cada hora pasar claustrofóbicamente en el reloj de la plaza, cuyos complicados mecanismos fluían con perfecta sincronía.



El hombre baja la mirada, con lágrimas en los ojos. Quizá fuera él a quien ella esperaba, quizá había llegado demasiado tarde. Dejó que la angustia la devorase y que los años la consumiesen sola, esperando, mientras el viento le susurraba al oído que él nunca llegaría.
Vuelve el rostro y, tras respirar profundo, sus pies reanudan la marcha silenciosa y acelerada. Las lágrimas se mezclan con el agua de rocío, que cubre las adoquinadas calles. Los muros de la plaza contemplan impasibles la huída del viajero y, de nuevo, las campanas de la iglesia resuenan en todas las esquinas, volviendo a su eterna canción.




jueves, 13 de enero de 2011

Crash.




"-¿Es así como se las arregla usted con el Tiempo? - Preguntó Alicia.

El sombrerero negó con la cabeza muy apesadumbrado:
- Desgraciadamente, no es así - contestó -: nos peleamos el pasado marzo y desde entonces el Tiempo no quiere saber nada conmigo ¡y para mi son siempre las seis de la tarde!
A Alicia se le ocurrió entonces una idea luminosa:
- ¿Es por eso que hay tantos cubiertos de té servidos en esta mesa? - preguntó.
- Así es. - contestó el Sombrerero con un suspiro-; por que aquí es siempre la hora del té, y no nos da tiempo para lavar la vajilla entre té y té."


¿Qué es el tiempo? Siempre ves el reloj pero nunca te paras a mirarlo.Cada segundo es dado solo una vez, único en si mismo. Quisiera ser como el Sombrerero, tan loca que fuera incapaz de notarlo... ignorar el paso del tiempo y pensar sólo en el té que tengo delante, sin preocuparme del anterior o del siguiente.

Romper el para siempre en mil pedazos y pintar un infinito en cada uno de ellos.