“Hay placer en los bosques sin caminos,
Hay éxtasis en las orillas solitarias,
Hay compañía donde nadie pisa,
Cerca del profundo mar y de su rugido musical;
No amo menos al hombre, sino más a la Naturaleza”.

Lord Byron


domingo, 2 de junio de 2013

Constellations.

Incompensible, inalcanzable como era ella.
Oh, pequeña niña, llórale a las constelaciones y cuéntales que no quieres crecer.
Que no sabes qué hacer con toda esta ceniza que se amontona entre tus manos, de escamas muertas y emociones quemadas a flor de piel.
Llórale al viento que se colorea al rozar tu sonrisa y pídele que se cuele por debajo de la costra muerta y acaricie los huesos destrozados, el alma torturada, demasiado pesada para volar.
Cuéntale que ya no sabes correr sin su aliento, que el mundo salvaje acabó por dormir al sueño.
Busca argumentos en el tiempo que pasa entre cada escalofrío que repta por tu columna vertebral y pídeles que te hagan libre.
Que los huesos se hagan polvo y la piel cicatriz; que el alma vaya al viento, y el sueño vuelva a surgir.