“Hay placer en los bosques sin caminos,
Hay éxtasis en las orillas solitarias,
Hay compañía donde nadie pisa,
Cerca del profundo mar y de su rugido musical;
No amo menos al hombre, sino más a la Naturaleza”.

Lord Byron


miércoles, 12 de septiembre de 2012

Para quien no necesita explicación.

¿Dónde han quedado esos lugares donde solíamos gritar? Allí donde queda aquella complicidad antes de rayar el alba,y la oscuridad no nos dejaba ver más allá de nuestras propias cicatrices.
El mundo ha cambiado, se ha hecho más grande y las noches de casas y brujas quedan muertas en el camino, aquellas de las que sólo el viento ha sido testigo.
Allí, donde la belleza era parte del legado, podíamos sentir las generaciones crecer como los bosques milenarios, entre los secretos y el misterio de la madera vieja.
Allí, donde los niños se miraban para ver las arrugas de sus rostros. Allí he sentido el frío del cosmos, la gravedad del universo, la velocidad de los astros y las huellas del tiempo.
Allí donde la cordura se rinde al fantasma del sinsentido. Allí he sentido vuestras lágrimas en mi piel, vuestro escalofrío en mi espalda, el dulce desvarío de una vida salvaje que corre en vuestra compañía.




martes, 22 de mayo de 2012

Me lleva al delirio, cuando repta por el horizonte de su cintura la última luz y me encuentro a mi misma enterrada entre la nostalgia y la ironía, con las uñas hundidas en el suelo de la habitación.
Es el drama, la decadencia del momento, aquella que podrías acariciar entre tus manos como si de un gato negro se tratase.
Traicionero y fiel.
Tan necesario y tóxico, que uno siente como si se riese en la cara de la propia suerte... Y casi puedes oír cómo ella responde que no has entendido nada.


Let me be into the wild.





miércoles, 1 de febrero de 2012

Y ahora, sin sentido.

Hay caos y silencio.
Como una melodía que no quiere empezar.
Hay notas de música flotando en una calle de París, arrancadas del violín por el desasosiego.
Hay un temblor en su mano, y arrugas en su frente, y una lágrima en sus labios.
Hay caos y silencio, y esta melodía que no empieza.
Arráncamela de la piel, entra en mi cabeza, núblame los sentidos.
Arrástrame a mi delirio, recuérdame el nombre del que una vez me dio la voz.
Y en su voz, disuelve mi rabia,
y en mi rabia, su caricia.

Y, si no es mucho pedir, detén el momento en el que me arrepiento de escribirte a ti.