Hay caos y silencio.
Como una melodía que no quiere empezar.
Hay notas de música flotando en una calle de París, arrancadas del violín por el desasosiego.
Hay un temblor en su mano, y arrugas en su frente, y una lágrima en sus labios.
Hay caos y silencio, y esta melodía que no empieza.
Arráncamela de la piel, entra en mi cabeza, núblame los sentidos.
Arrástrame a mi delirio, recuérdame el nombre del que una vez me dio la voz.
Y en su voz, disuelve mi rabia,
y en mi rabia, su caricia.
Y, si no es mucho pedir, detén el momento en el que me arrepiento de escribirte a ti.