Es el drama, la decadencia del momento, aquella que podrías acariciar entre tus manos como si de un gato negro se tratase.
Traicionero y fiel.
Tan necesario y tóxico, que uno siente como si se riese en la cara de la propia suerte... Y casi puedes oír cómo ella responde que no has entendido nada.
Let me be into the wild.